Con
este espacio pretendo contar un poco sobre mí al margen de
titulaciones académicas.
Me llamo Silvia y creo
que todo empieza cuando siendo muy pequeña mis padres me decían que
tenía “manitas de ángel”, porque les aliviaba el dolor
con las manos.
Siempre
me ha gustado ayudar a las personas que me rodeaban de una forma u
otra. Hace unos años decidí emprender un camino para convertir ese
deseo en mi forma de vida y en él sigo caminando actualmente.
El
punto de inflexión para iniciarlo es la enfermedad de mi padre,
porque es ese el momento en el que comienzo a bucear por el mundo de
las terapias naturales con la intención de ayudarlo y acompañarlo
en su camino.
Es
por todo esto y un millón de sincronicidades más que he vivido en
todo este tiempo que quiero dar las gracias a mis padres y
especialmente a mi papá porque “su enfermedad cambió mi vida”
y ahora él es mi “ángel”.